lunes, 17 de octubre de 2016

Despilfarro de EPN

Derroche y gastos de Enrique Peña Nieto




El Presupuesto de Egresos para 2017 plantea que los gastos de la oficina de la presidencia suban a más de 5 mil millones de pesos. Un abuso en el panorama económico, político y social del país. Mientras el gobiernito se ceba sobre los gastos en infraestructura, actividades productivas, campo, salud, educación y seguridad, dedica grandes sumas a lo banal.

Cinco mil millones, la cifra mínima, pues las cuentas públicas han demostrado a lo largo del sexenio que siempre la superan en más de 50 por ciento de lo estimado. Tal es una cantidad necesaria para surtir de agua potable al 100 por ciento de los habitantes de la capital de la República, además de todas las inversiones necesarias para evitar encharcamientos y reutilizar las aguas residuales.
Los gastos publicitarios de Peña Nieto la convierten en la administración más cara de la historia del país. La Secretaría de Hacienda y Crédito Público, a cargo formal del guasón Pepe Toño Meade –porque las funciones las sigue ejerciendo Videgaray–, continúa justificando el derroche con el argumento de que hay que cuidar la seguridad del inquilino de la caverna de Los Pinos.
Muchos somos quienes pensamos que, si de eso se trata, lo mejor sería que el indeseable se quedara guardado y ya no saliera ni un minuto más a ser presa de la burla y el escarnio de los gobernados, no sea que a estos se les vaya a ocurrir algo lamentable.


Ridiculizan el avionzote en el extranjero
Es demasiado el dinero que se canaliza a las francachelas de los campos de golf, a los escándalos de vodevil que se escenifican a bordo del avionzote presidencial para el placer y boato de familiares, amigos, favoritos y toda una galería de impresentables y estrellitas de celofán que pasean sus palmitos atravesando los océanos y continentes con cargo a nuestros bolsillos.
Es enorme el ridículo internacional que estos desplantes han levantado entre la opinión pública de todos los confines. En ningún lado se explican cómo es posible que los mexicanos lo consintamos. Así como eso, los gastos monárquicos de la familia presidencial y sus adláteres son inconcebibles en un Estado que pretende ser republicano y moderno.
Las furiosas embestidas en la prensa del corazón, así como las incursiones pagadas en todas las tribunas, templetes y pasarelas del jet set político, solo utilizadas como escapes sicológicos de un tipo medroso y deprimido por las críticas lúcidas de quienes lo sufren, son demasiado caras y no tienen una sola pizca de sentido, ni de defensa.

En 2015 gastaron 185 mil 500 millones de más

Mientras los recortes al gasto social son efectivos y se vigilan con uñas y dientes del aparato, lo presupuestado guarda una distancia cada vez más lejana con lo gastado en términos de mantenimiento de lo absurdo. Como ejemplo: en 2015 se publicitó un ajuste de 52 mil millones de pesos, aplicable para todos… pero un análisis de la cuenta pública, harto conocido por todos los sectores de opinión, reveló que los gastos habían subido, por la crisis, usted sabe, y con la frescura ignorante del Chilorio Power y la banda del Guamúchil Party, indicó que tal recorte no fue cierto. Al final, se gastaron 185 mil 800 millones de pesos más.
Como tal parece se trata de secretos de Estado y se apoya en consideraciones de seguridad nacional, se intenta a toda costa ocultar los manejos en la sombra del presupuesto. Todos saben, finalmente, que se refieren al viejo juego de someter a los de abajo para llevar hasta las últimas consecuencias los ahorros a las mulas de mi compadre.


Enorme derroche en publicidad insensata

El espectáculo ridículo que se monta en las oficinas de relaciones públicas de las cavernas de Los Pinos es producto de mentecitas ajenas a toda existencia social. Ningún registro, ningún adjetivo es suficiente para calificar su absurda pretensión de seguir abochornando a este país.
La publicidad insensata y el derroche, son los signos obtusos de su aborrecida y juzgada gestión.








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