Derroche
y gastos de Enrique Peña Nieto
El Presupuesto de Egresos para 2017 plantea que
los gastos de la oficina de la presidencia suban a más de 5 mil millones de
pesos. Un abuso en el panorama económico, político y social del país. Mientras
el gobiernito se ceba sobre los gastos en infraestructura, actividades
productivas, campo, salud, educación y seguridad, dedica grandes sumas a lo
banal.
Cinco mil millones, la
cifra mínima, pues las cuentas públicas han demostrado a lo largo del sexenio
que siempre la superan en más de 50 por ciento de lo estimado. Tal es una
cantidad necesaria para surtir de agua potable al 100 por ciento de los
habitantes de la capital de la República, además de todas las inversiones
necesarias para evitar encharcamientos y reutilizar las aguas residuales.
Los gastos publicitarios de Peña Nieto la
convierten en la administración más cara de la historia del país. La Secretaría
de Hacienda y Crédito Público, a cargo formal del guasón Pepe Toño Meade
–porque las funciones las sigue ejerciendo Videgaray–, continúa justificando el
derroche con el argumento de que hay que cuidar la seguridad del inquilino de
la caverna de Los Pinos.
Muchos somos quienes pensamos que, si de eso se
trata, lo mejor sería que el indeseable se quedara guardado y ya no saliera ni
un minuto más a ser presa de la burla y el escarnio de los gobernados, no sea
que a estos se les vaya a ocurrir algo lamentable.
Ridiculizan el
avionzote en el extranjero
Es demasiado el dinero que se
canaliza a las francachelas de los campos de golf, a los escándalos de vodevil
que se escenifican a bordo del avionzote presidencial para el placer y boato de
familiares, amigos, favoritos y toda una galería de impresentables y
estrellitas de celofán que pasean sus palmitos atravesando los océanos y
continentes con cargo a nuestros bolsillos.
Es enorme el ridículo internacional que estos desplantes han levantado entre la
opinión pública de todos los confines. En ningún lado se explican cómo es
posible que los mexicanos lo consintamos. Así como eso, los gastos monárquicos
de la familia presidencial y sus adláteres son inconcebibles en un Estado que
pretende ser republicano y moderno.
Las furiosas embestidas en la prensa del corazón, así como las incursiones
pagadas en todas las tribunas, templetes y pasarelas del jet set político, solo
utilizadas como escapes sicológicos de un tipo medroso y deprimido por las
críticas lúcidas de quienes lo sufren, son demasiado caras y no tienen una sola
pizca de sentido, ni de defensa.
En 2015 gastaron 185 mil 500 millones de más
Mientras los recortes al
gasto social son efectivos y se vigilan con uñas y dientes del aparato, lo
presupuestado guarda una distancia cada vez más lejana con lo gastado en
términos de mantenimiento de lo absurdo. Como ejemplo: en 2015 se publicitó un
ajuste de 52 mil millones de pesos, aplicable para todos… pero un análisis de
la cuenta pública, harto conocido por todos los sectores de opinión, reveló que
los gastos habían subido, por la crisis, usted sabe, y con la frescura
ignorante del Chilorio Power y la banda del Guamúchil Party, indicó que tal
recorte no fue cierto. Al final, se gastaron 185 mil 800 millones de pesos más.
Como tal parece se trata de secretos de Estado y
se apoya en consideraciones de seguridad nacional, se intenta a toda costa
ocultar los manejos en la sombra del presupuesto. Todos saben, finalmente, que
se refieren al viejo juego de someter a los de abajo para llevar hasta las
últimas consecuencias los ahorros a las mulas de mi compadre.
Enorme
derroche en publicidad insensata
El espectáculo ridículo que se monta en las oficinas de relaciones públicas de las
cavernas de Los Pinos es producto de mentecitas ajenas a toda existencia
social. Ningún registro, ningún adjetivo es suficiente para calificar su
absurda pretensión de seguir abochornando a este país.
La publicidad insensata y el derroche, son los signos obtusos de su aborrecida
y juzgada gestión.
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