¿Quién o quiénes en
Ayotzinapa, decidieron que los estudiantes se trasladaran a Iguala?
Sigue sin estar claro de dónde surgió la idea de que los
normalistas secuestraran los camiones y se dirigieran a Iguala. Es bien sabido
que dentro de las actividades que tienen que realizar los alumnos de la normal
de Ayotzinapa, está el “boteo” para hacerse de recursos para sus protestas. Sin
embargo, en este caso, el horario y la incursión a la ciudad, fue muy distinto
al modus operandi que utilizan para recolectar fondos.
Harto del desdén
gubernamental, don Bernardo encaró al mandatario:
“Le grité, le dije en su cara que dónde estaba el corazón y
el cariño por nuestros hijos del que nos había hablado allá en Los Pinos. Le
recalqué que no era cierto, que hablaba de dentro para fuera. El cariño que
tenemos por nuestros hijos es lo que nos mantiene en su búsqueda, en la lucha.”
Es claro que aún hay muchas más preguntas, que también está
la falta de castigo a los personajes y partidos políticos que en su momento
apoyaron a José Luis Abarca para llegar a la presidencia municipal de Iguala,
mismos que por cierto, hoy son los primeros en desgarrarse las vestiduras
pidiendo justicia.
“Peña hablaba de que todo estaba en orden en Iguala, de que
estaban cayendo policías y se iba a agotar la investigación, pero no le creímos
nada porque desde un principio nos hicieron a un lado”, relata don Bernardo.
Lo que terminó por descomponer al presidente, recuerda el
entrevistado, fue que los padres de los normalistas le exigieron el cabal
cumplimiento del acuerdo suscrito a regañadientes por el gobierno federal el 29
de octubre de 2014 en Los Pinos, durante su primer encuentro.
De aquella funesta noche de Iguala nos falta mucho por
saber, mucho por escribir, pero sobre todo, mucho por exigir.
Ayotzinapa
es el símbolo de la pérdida de control político de amplias zonas del país.
Ayotzinapa
es el símbolo de que la fabricación de armas en Estados Unidos tiene un amplio
mercado en nuestro país que se expande de manera cada vez más rápida y furiosa.
Ayotzinapa
es el símbolo de que para que el país progrese fuera del crimen organizado se
tiene que generar un pacto con la sociedad civil y practicar la justicia de
manera eficiente y expedita. Lo cual parece imposible aunque esta ecuación nos
hunda cada vez más en el atraso. [Y la ignominia, olvidé agregar hace dos años.
Y advierte: “Seguiremos luchando codo con codo con todos los
valientes defensores y defensoras de los derechos humanos y organizaciones que
no renuncian a la esperanza de hacer que las autoridades mexicanas rindan
cuentas y garantizar que cumplen sus obligaciones internacionales de proteger
los derechos humanos”.
Remata:
“Se ha acabado el tiempo para las maniobras políticas. Los familiares de los 43
jóvenes de Ayotzinapa no abandonarán su lucha hasta que logren verdad y
justicia para sus hijos”.
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