lunes, 14 de noviembre de 2016

Ilusiones Vana del presidente de México

Peña Nieto una ilusión de relaciones con Donald Trump 


Se ha puesto de moda decir que el gobierno mexicano hizo gala de visión profética al invitar a Donald Trump a México hace poco más de dos meses. Es un debate extraño, sobre todo si convenimos que el escenario menos deseable para México era precisamente la victoria de Trump. 
En noviembre, el triunfo de Donald Trump sobre la demócrata Hillary Clinton en la elección presidencial de Estados Unidos hace pensar que la apuesta de Peña Nieto no fue tan mala idea.
"Las crisis abren oportunidades. Presidente Peña, fuiste acertado y visionario", publicó el miércoles en Twitter, el expresidente mexicano Vicente Fox, uno de los críticos más feroces de la candidatura de Donald Trump.
Eso puede ser un poco forzado sobre todo si consideramos que Peña Nieto también invitó a Hillary Clinton, quien declinó la invitación.

Para acabar con las confusiones vale la pena repasar el estado de la contienda presidencial estadounidense en aquellos últimos días de agosto. Donald Trump atravesaba por la peor crisis de su campaña. Se había peleado con Khizr Khan, el padre del capitán Humayun Khan, héroe de guerra muerto en Irak. Sus índices de aprobación habían caído a su punto más bajo en más de un semestre y había despedido a su director de campaña para contratar, como último recurso, al ultra-conservador Stephen Bannon. La crisis era tal que The Upshot, el sitio especializado del New York Times, le daba a Trump poco más de 10% de probabilidades de llegar a la Casa Blanca. Fue en ese contexto que el gobierno mexicano recibió a Trump. En otras palabras: el peor escenario para México, la pesadilla de un gobierno trumpista, se veía objetivamente más lejos que nunca. A pesar de ello, el presidente Peña Nieto decidió abrirle a Trump las puertas de Los Pinos, regalándole argumentos fundamentales para, primero, renovar la narrativa de su tambaleante campaña y, después, proyectar la fuerza y viabilidad que tanta necesitaba en un momento de particular debilidad. Es decir: el supuesto gobierno “visionario” de México quiso evitar el peor escenario, pero lo único que consiguió fue aumentar las probabilidades de que ocurriera. Aunque es absurdo suponer que la visita a México dio el triunfo a Trump, no cabe duda de que se fue de México con lo que quería. Si alguien lo duda puede buscar el anuncio “Greatness of heart” que grabara Ivanka, la hija de Trump, unos días antes de la elección. “Mi padre tiene la fuerza y la habilidad para ser nuestro próximo presidente”, dice Ivanka. ¿Qué imágenes ilustran ese segmento del anuncio? El encuentro entre Trump y Peña Nieto. ¡Vaya visión!

El alboroto condujo a la renuncia del confidente y secretario de Hacienda (Finanzas) de Peña Nieto, Luis Videgaray, después de que se filtró a los medios que él había orquestado la reunión.
"El legado de la visita de la campaña de Donald Trump a México continuará siendo un tema polémico", dijo Christopher Wilson, experto en el Instituto de México del Centro de Investigación Wilson Center.
"Pero la explicación alternativa de que comenzó una relación con Donald Trump con un buen comienzo es cada vez más convincente dado el hecho de que Donald Trump será el próximo presidente de Estados Unidos", añadió el académico.
Luego del encuentro, hubo cierta discordia cuando Trump dijo que no habían hablado del muro a lo que Peña Nieto replicó en Twitter que le había dicho a su visitante que nunca pagaría por él.
A pesar de ese episodio, dijo Wilson, "una visita, el comienzo de una relación personal, estas cosas son inequívocamente positivas en el contexto de una relación tan importante para Estados Unidos como para México".


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